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Los incendios son la metáfora perfecta de las pérdidas irreversibles y la cerámica, la creación que revierte la destrucción causada por el fuego, ya que gracias al fuego se transforma en objetos amables y cálidos hechos para durar.
Cada pieza refleja el carácter del lugar del que proviene su ceniza y conecta a las personas con su historia.
Cada árbol, en cada lugar y momento, absorbe sustancias que hacen que la composición de sus cenizas sea absolutamente irrepetible.
En cerámica se emplean desde hace más de 2000 años y son perfectas para pastas de alta calidad como el gres y la porcelana.
Una vez recogidas, se procesan cuidadosamente y se añaden buenas materias primas locales que hacen que las piezas sean bonitas, resistentes y seguras para ti y tus alimentos.
Para los romanos, un Genius Loci representaba el espíritu protector de un lugar, que lo dotaba de carácter y vida y permanecía allí a lo largo de toda su historia.
Una historia que queda dañada tras un incendio.
¡Que no cunda el pánico!
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